sábado, 8 de febrero de 2014

Relato Corto 12 - Bronce y Piedra (R.E)

He labrado en bronce el símbolo de una ambición perpetua, mientras tu cuerpo férreo se tensaba a mí alrededor. Los besos pulcraron el metal resilente de calor y savia, mientras mis manos se entrelazaban a las tuyas, incluyendo cada vez que tu boca y la mía se convertían en una.

Como metal ardiente esculpiste mi cuerpo, arrinconado entre besos y suaves arrullos, desde que sentí que el ánimo perdido volvía a ti y nuestros corazones, nunca unidos, se volvían semejantes, como un reflejo, uno muy desesperado de esta pasión insana.

He llegado al cielo en un punto muerto, cuando el deseo ocupaba todo espacio certero y todo lugar incomprensible; descendí contigo al más paupérrimo de los abismos fugaces, donde nacen estrellas a las cuales pedirles instantes, instantes como este, que ocurren en un millón de pasares.

Cada caricia, mirada, gesto y beso se trasformaban en una clara visión de otro plano atmosférico, un transe inigualable y condiciones neutrales, si hubiese sido una guerra ninguno hubiese ganado. Perdición alterna y un pecado prominente.

Perfectos brazos, amplia espalda, una piel sudada que me llamaba, esa insensatez que no controlo al mirar tus ojos llenos de lujuria, no hay amor; solo deseo, deseo mutuo de encontrarnos sin complicaciones, de encantar al otro mientras se desenfrena en tu complicidad.

He esculpido en ti la perspectiva enorme de un ser de hambre, la veracidad de un momento en un pasar del tiempo, en un promulgado brindis sublime por el eco de nuestra soledad no acabada; no hay un nosotros, ni un tu y yo, solo pasar de vidas que en algún ápice se han unido, como ruines fugitivos de besos furtivos.

Nada de estros paganos, deidades solemnes y cánticos coloniales, solo el mártir destacado en bronce y piedra como figura de un secreto de juventud y masculinidad. Mi abismo, eso se contempla como propio aunque en siglos pasados y sucederos no encontrare motivo para hacerte mío, más que en el tiempo intransitorio en donde todo queda pasmado entre tu dermis y la mía.

Valiente; sorprendente, como un vivaz destello de voracidad escondida en el interior.


PD: es totalmente fuera de mi línea de escritura, es algo que quise hacerlo por probarme, no sé si gustará. Carla.

1 comentario:

  1. Hola marta, quizas no me conoces pero soy la dueña de este escrito y el anterior que publicaste, me encantaria que los borrorarás porque no me parece que los divulgues por ahí sin mi concentimiento.

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